Tratamiento para el esguince de tobillo

Las sobrecargas musculares por la inadecuada progresión de la carga han sido posiblemente una de las consultas más populares, pero la torcedura o esguince de tobillo no se ha quedado atrás.
La falta de condición física, la carrera por terrenos irregulares o la fatiga, son alguna de las causas que aumentan la posibilidad de ocasionar fallos en la coordinación y pueden suponer la indeseada torcedura.
El mecanismo de lesión es el cambio de posición brusco a la posición de inversión, con lo que provocamos una puesta en tensión brusca de diversas estructuras del pie: músculos, nervios, ligamentos (estos últimos tienen menor capacidad para elongarse por lo que pueden dañarse en menor o mayor medida).
Dependiendo de nuestras características personales y de la gravedad del traumatismo, existen diversas clasificaciones para establecer el grado de afectación. A continuación, os mostramos la más habitual:
- Grado I Leve: Distensión (sobreestiramiento) de los ligamentos. Hinchazón leve/moderada, aumento de la sensibilidad, sensación de rigidez, dolor leve, afectación de la funcionalidad (cojera), reducción de la propiocepción y de la movilidad articular.
- Grado II Moderado: Distensión con ruptura parcial de los ligamentos. Hinchazón moderada, dolor moderado, relevante disfunción (necesidad de ayudas técnicas para deambular), reducción de la propiocepción, de la movilidad articular y la sensación de inestabilidad.
- Grado III Severo: Ruptura de los ligamentos completa. Gran hinchazón, pérdida de función, alta sensibilidad y marcada inestabilidad.
La fase más inmediata se centra en proteger la zona para controlar y reducir el dolor y la inflamación de la zona. Es común seguir las líneas de los protocolos donde se recomienda detener las actividades que supongan una carga, impacto, movimiento, pudiendo optar por la utilización de vendajes compresivos, recomendación de elevar el pie durante los momentos de descanso y aplicar frío local unas 2 o 3 veces al día.
Tras aproximadamente 48-72 horas del momento de la lesión, se aconseja una reevaluación para determinar si es posible el inicio de la rehabilitación funcional.
En la segunda fase los objetivos se centran en recuperar la movilidad articular neutral y conseguir el apoyo unipodal sin dolor. Hasta llegar a la tercera o cuarta fase evitaremos poner tensión de las estructuras en la posición de inversión.
En la cuarta fase los objetivos se centran en recuperar todas las funciones para el desempeño de las actividades de la vida diaria. También se puede iniciar la readaptación al ejercicio físico o al deporte contando con asesoramiento.
Si tenéis dudas, podéis consultar con nosotras en nuestro Instagram, Facebook o Email. Estaremos encantadas de responder vuestras dudas.