Probablemente en algún momento de tu vida, has sentido molestias o dolor en la región cervical.
Antes, queremos explicarte que se trata de una de las dolencias más comunes y que puede ser de origen traumático, como un accidente de tráfico, o no traumático. Cuando no conocemos la causa, lo podemos denominar “dolor cervical inespecífico”.
Este tipo de dolor, rara vez se relaciona con enfermedades graves, es mucho más común que esté asociado por estar demasiado tiempo sin actividad o manteniendo unas posturas incorrectas en nuestra vida diaria.
También puede darse en situaciones laborales, concretamente en el uso de ordenadores, tabletas o teléfonos móviles. Estos casos suponen fijar la vista y la posición del cuello en mala posición, lo cual en sí no es un problema, pero en largos periodos de tiempo suelen provocar molestias, sensación de rigidez en la zona o dolores en el cuello y los hombros.
Pero esto no es nada nuevo de escuchar y no solo se relaciona con las nuevas tecnologías. Todos recordamos (o tenemos) dolor cervical en nuestra época de estudiantes por estar leyendo, estudiando o subrayando apuntes y libros.
Actualmente, las hipótesis sugieren que las adaptaciones posturales no son la causa de dicho dolor, sino la consecuencia, es decir que adoptamos esa posición para evitar las molestias.
Nos gustaría aconsejarte y ofrecer unas herramientas para tratar de prevenir este incomodo dolor.
Si actualmente estás en una situación de dolor puntual, te queremos decir que según estudios científicos actuales concluyen que el mejor tratamiento es la combinación de la terapia manual con el ejercicio. Si por el contrario, estás padeciendo de un episodio agudo (lleva doliendo desde hace 3 o 4 días) lo mejor que puedes hacer es que acudas a un fisioterapeuta para evaluar tu caso y empezar con el tratamiento adecuado.
Los programas de ejercicio reducen sustancialmente el riesgo de sufrir nuevos episodios de dolor de cuello, más que las intervenciones ergonómicas, centradas en corregir la postura.
Si tu trabajo exige muchas horas manteniendo la misma postura se aconseja realizar pausas activas de movimiento al menos 2 veces al día y un programa de fortalecimiento muscular.
Es importante considerar los beneficios generales que el ejercicio otorga a nuestra salud, por lo que, si estás habituado a hacer cualquier actividad adicional, ten por seguro que será positivo para prevenir el dolor articular.
Por el momento, no hay ningún estudio que demuestre que existen unas formas de ejercicio más efectivas que otras, así que no te vayas a extrañar si te aconsejan o plantean propuestas diferentes, pero siempre verifica que la persona que lo haga sea un profesional de la salud cualificado.
Es muy importante que no te quedes con ninguna duda, si lo necesitas puedes contactar con nosotras y encantadas te las resolveremos.
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